jueves, 16 de diciembre de 2010

Eléctrico.

- Que horrible es contener lo incontenible ¿no crees?
- ¿Realmente piensas que a mi me gusta sentirme así? ¿Encontrarme sumida en este estado de idiotez profunda? No. Preferiría una y mil veces ser una necia y comportarme como tal, centrarme solo en mí. Pero es tan imposible como incontrolable. Y entonces apareces tu, con esa extraña, pero encantadora esencia que te rodea de la cabeza a los pies y lo contaminas todo, acortando momentáneamente la respiración junto a esa curiosa perspectiva que me hace ver las cosas de otro modo. Y sinceramente, lo odio. Estoy empezando a aborrecer lo insulsa que puedo llegar a ser, como puedo convertirme y transformarme al segundo de verte aparecer con la sonrisa esa, tan terrible, que me sale solo de pensarlo.
- Espera un momento..
- No, espera tu, y escucha atentamente porque no lo repetiré más de una vez ¿Sabes que más cosas espantosas se me ocurren? Me repugna este sentimiento de amabilidad y alegría que me surge y que se me mete por la vía del corazón, haciendo así, que éste me bombee con tanta fuerza que parezca que haya dentro un grupo de rock viviendo bajo mi piel pidiendo a gritos soltar una canción para así, hacerte comprender esto que siento. Es gracioso y al mismo tiempo espeluznante lo que se acontece por el meridiano de mis latidos de tan solo imaginar la situación. Sinceramente, no se como puedo encauzar tanto odio entre mis manos mientras tu, no haces más que electrificar cada resquicio con el simple roce de tu cuerpo al caminar.

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