lunes, 11 de abril de 2011

¡21 añitos para mí!

Y una vez más, avanzamos en la inexorable rampa que lleva hacia la madurez. Al cumplir los años (o subir de nivel) es inevitable echar la vista hacia atrás, ver las cosas que han cambiado este último año, las que han seguido ahí, y las que te gustarían que continuaran por muchos años más. También, te vas dando cuenta de lo que realmente te importa en la vida, de los valores que tiendes a seguir y de todos esos objetivos que pretendes alcanzar.Tocar con la punta de los dedos ese fin que te has propuesto, saber que todo va mejor, que la evolución que pasa por tu cuerpo pasa por tu mente al mismo son. Es gratificante dejar atrás un buen camino a recordar, que pasado lo que haya pasado vuelves a ser tu, a sonreír y a rodearte de los que quieres y lo que quieres en la vida. Sentir esa tranquilidad al notar el calor que te quita el aliento, pasar ese día saltando de alegría y abrazando al tiempo con ganas. Y sobre todo, que estén allí, contigo, compartiendo cada segundo de esa felicidad.



¡21 añitos para mí!

Y una vez más, avanzamos en la inexorable rampa que lleva hacia la madurez. Al cumplir los años (o subir de nivel) es inevitable echar la vista atrás, ver las cosas que han cambiado este último año, las que han seguido ahí, y las que te gustarían que continuaran por muchos años más. También, te vas dando cuenta de lo que realmente te importa en la vida, de los valores que tiendes a seguir y de todos esos objetivos que pretendes alcanzar.Tocar con la punta de los dedos ese fin que te has propuesto, saber que todo va mejor, que la evolución que pasa por tu cuerpo pasa por tu mente al mismo son. Es gratificante dejar atrás un buen camino a recordar, que pasado lo que haya pasado vuelves a ser tu, a sonreír y a rodearte de los que quieres y lo que quieres en la vida. Sentir esa tranquilidad al notar el calor que te quita el aliento, pasar ese día saltando de alegría y abrazando al tiempo con ganas. Y sobre todo, que estén allí, contigo, compartiendo cada segundo de esa felicidad.

¡21 añitos para mí!

Y una vez más, avanzamos en la inexorable rampa que lleva hacia la madurez. Al cumplir los años (o subir de nivel) es inevitable echar la vista atrás, ver las cosas que han cambiado este último año, las que han seguido ahí, y las que te gustarían que continuaran por muchos años más. También, te vas dando cuenta de lo que realmente te importa en la vida, de los valores que tiendes a seguir y de todos esos objetivos que pretendes alcanzar.Tocar con la punta de los dedos ese fin que te has propuesto, saber que todo va mejor, que la evolución que pasa por tu cuerpo pasa por tu mente al mismo son. Es gratificante dejar atrás un buen camino a recordar, que pasado lo que haya pasado vuelves a ser tu, a sonreír y a rodearte de los que quieres y lo que quieres en la vida. Sentir esa tranquilidad al notar el calor que te quita el aliento, pasar ese día saltando de alegría y abrazando al tiempo con ganas. Y sobre todo, que estén allí, contigo, compartiendo cada segundo de esa felicidad.

martes, 5 de abril de 2011

Expectativas VS Realidad

Expectativas. Siempre… siempre empiezo con esta dichosa palabra y la verdad es que no se por qué. Se supone que la palabra "siempre" se une al hecho de sucesos que esperan expectantes en la línea entre lo que va a pasar y lo que ocurre realmente. La realidad siempre dista de lo deseado, de lo esperado y lo meditado en algún momento anterior. El caso es que, todos, seamos como seamos, guardamos una gran cantidad de expectativas en la memoria, en la mirada, entre las manos y hasta en los bolsillos de cada pantalón con el que vivimos algo diferente y estremecedor. Las llevamos con nosotros hasta en la ducha, pero ni siquiera se van por mucho que nos frotemos la cabeza o el pecho en dirección al corazón. No nos desprendemos de ellas ni conseguimos despedirnos de su horrible efecto embriagador.

martes, 29 de marzo de 2011

A dos pasos de Abril

Ya casi puedo notar la calidez entre mis dedos, puedo respirar aromas intangibles y quemarme el corazón a 29 grados centígrados. Si ahora cierro fuerte los ojos, también puedo verlo todo de color verde chillón y llegar a sentir que las ramas de los árboles me saludan al compás de aquella ráfaga de aire que, a su vez, menea a mi melena como un velo que acaricia mis mañanas, mis azañas y a mis ojos, y percibo un aire diferente con un toque familiar, y consigo ver lo que me dejan ver y nada más y con eso me basta, no me hace falta ver para creer ni dormir para soñar. Y entonces tiemblo y me tambalea la vida, mientras a tiempo y con las ganas consigo respirar dejando atrás suspiros atónitos que mueren en la comisura de mi boca. Nos limitamos a sonreír y a no dejarnos escapar, ya no hace falta nada al rededor. Me limitaba a dejarme llevar y a no medir a mis palabras dando rienda suelta a eso que quedaba por atar.

martes, 22 de marzo de 2011

Impulsiva

A sabiendas de que por impulsos una no llega siempre a donde desea, a donde busca encontrar lo que en un principio pareció buena idea, un buen plan que trazar a base de pálpitos y dejarse los ojos bajo la mesa para no ir al compás de los días. No quisiste mirar, preferiste volar y dejar que avanzara el momento sin más, detenerte no era tu fuerte, te iba más aquello de arriesgar, mientras pensabas continuamente en la palabra ganar. Perder puede venir detrás, cosa que no reparaste a observar cuando dejarse llevar es mucho más excitante que pararse a pensar en consecuencias irreversibles, en marcas trasversales y preferir recorrer senderos peligrosos, donde acechan con morder al amanecer y dejarte completamente a oscuras. No importa qué depara un segundo, es más estimulante y por qué no, importante ir a ver que pasa y ocurre en lugar de sentarse a mirar. Esperar quiebra a la impaciencia, virtud o defecto. Sin más culpa que la de la inocencia y la de confiar en sonrisas movedizas que flotan alrededor del universo, sentimiento y un poco de eso que te eriza la piel. Electricidad en forma de calma, contrariedades perfectamente ligadas a las casualidades más sorprendentes y un par de palabras que aviven a las ganas de seguir. No escuchar más que lo que quieres oír, sin mapas ni velocidad, sólo continuar en lo que te hizo comenzar. Aclarar la memoria y recordar cada rasguño y medicina de cada tropiezo y caricia, reconocer lo que deseas a través de la mirada, en pocas palabras, sobrevivir inmersa en coincidencias y en actos volubles, tocar lo sublime, actuar.

viernes, 4 de marzo de 2011

La séptima ola

Mi mirada se adentra en el mar hasta la línea horizontal que divide el azul claro del oscuro, el cielo del agua. No sabes lo bonito que es esto. No quiero esperar en silencio la séptima ola. Sí, aquí cuentan una historia de la indómita séptima ola. Las primeras seis son previsibles y equilibradas. Se condicionan unas a otras, se basan unas en otras, no deparan sorpresas. Mantienen la continuidad. Seis intentos, por más diferentes que parezcan vistos de lejos, seis intentos... y siempre el mismo destino. Pero ¡cuidado con la séptima ola! La séptima es imprevisible. Durante mucho tiempo pasa inadvertida, participa en el monótono proceso, se adapta a sus predecesoras. Pero a veces estalla. Siempre ella, siempre la séptima. Porque es despreocupada, inocente, rebelde, barre con todo, lo cambia todo. Para ella no existe el antes, sólo el ahora. Y después todo es distinto. ¿Mejor o peor? Eso sólo pueden decirlo quienes fueron arrastrados por ella, quienes tuvieron el coraje de enfrentarla, de dejarse cautivar.
Ya llevo una hora larga aquí sentada, contando las olas y observando qué hacen las séptimas. Aún no ha estallado ninguna. Pero tengo paciencia, puedo esperar. No pierdo las esperanzas.





Cada siete olas.

martes, 22 de febrero de 2011

¿Quién se ocupará de ella?

Me gusta cuando amanece y encontrar mi cama el lugar más cálido del planeta, tanto, que haga que no quiera despertarme. Taparme hasta la nariz y dormir demasiado. Cuando no sigo horarios a rajatabla y todo va sobre la marcha. Cocinar y experimentar nuevos sabores. Los cereales después de estar un tiempo en leche fría. La lluvia dentro de una habitación con grandes ventanales y buena compañía, y el sol a flor de piel cuando salgo a fotografiar. Me encanta nadar y perderme. Escribir lo que me salga, y bailar. Viajar. Las indirectas. Montar en bici y creer que estoy volando. Escuchar repetidas veces la misma canción. Una película que me haga pensar, que me haga llorar y al mismo tiempo, quedarme prendada de casi todos sus diálogos. Buscar un por qué a lo incoherente y leer un buen libro. Reírme por todo y aparentar tranquilidad aun temblando por dentro. Cantar en voz alta y creer que lo hago bien. El color verde. Alien like you por Sebastian Pigott. Bob esponja y sus amigos. Dibujar cosas sin sentido. Respirar aire frio y sentir la arena entre mis manos en mitad de la noche mientras observo las estrellas. Escuchar el sonido del mar. Buscar vida extraterrestre mientras canto una canción, pensar historias de fantasmas mirando fijamente a la luna, estremecerme y llenarme de inquietud. Las mariposas dentro y fuera de mi estómago. Un roce electrificante. Las fresas con nata y la palabra casualidad.

domingo, 13 de febrero de 2011

Febrero

Los sucesos son como la lluvia, ocurren cuando menos te apetecen pero son tan previsibles que no dejan ni un resquicio a que pensemos lo contrario cuando se ven venir de lejos. Y sin tregua alguna, tienes que cruzarte con cada una de las cosas que menos te gustan y empaparte de ellas. Es así como se supone que tiene que ser la vida ¿no? debes ajustar tu rumbo hacia lo que se supone que es lo adecuado y debes olvidar torcer en alguna esquina que suponga cambiar de dirección. Cuando es cuestión de terceros, no puedes hacer más que asustarte. Yo tengo miedo, miedo a la inestabilidad, a lo que me hace tambalear. Miedo a la imposibilidad, a quedarme sentada esperando a la casualidad de mi vida. Así, como febrero, tampoco me suele gustar. No me gustan los meses fríos en los que no pasa más que el tiempo. Me crea cierta desconfianza un mes que, sin previo aviso, a veces dure más y cuando se le antoja, un poco menos. Me enerva temblar de frío en febrero, la lluvia de febrero y todo lo que eso conlleva. Me asusta perderme en menos de 31 días y más aún, disponer de menos tiempo para poder encontrarme.

domingo, 30 de enero de 2011

Borrar

Como cuando te pintas las uñas y te manchas todo el dedo. Antes de empezar te da un poco de miedo, pero coges decisión y lo intentas, si tiemblas es mejor dejarlo. Porque no pasa nada, está el quitaesmalte que borra todas esas señales que te dejan marca. Ojalá existiera uno por cada error que cometiéramos, sería lo ideal no tener que andar dándonos de bruces contra aquel estrago que nos revuelve la memoria y ataca directamente en el corazón.

viernes, 28 de enero de 2011

Casualidades VS Señales

Lo que antes parecía ser lo más raro para mí, ahora no para de hacerse lo más común del mundo. Ni una sola vez había oído hablar sobre aquella casualidad que ahora no para de resonarme en cada esquina, buscando un recoveco entre mis días para llamar mi atención y hacerme caer ¡hasta en los libros hablan de ti!

jueves, 27 de enero de 2011

Photofinish

Cómo te fuiste sin decir lo que pensabas, ahora yo no tengo opción de decidir. Con la falsa ilusión de "que no te dolerá esta vez".

martes, 25 de enero de 2011

Suerte

Si así es como tiene que ser, así será. Por el contrario, si no debe de serlo, tranquila, que no será. ¡La suerte está echada!

domingo, 23 de enero de 2011

Es sencillo

No pido de la monotonía ni de la constante armonía de la felicidad, no busco la tranquilidad sólo un poco de estabilidad con un toque de locura.

sábado, 22 de enero de 2011

Costumbres

No tenía nada mejor que hacer que analizar un solo instante más que pasaba sin previo aviso, y volví a enfadarme con el tiempo y con las ganas de volverme loco el corazón. Tenía la total certeza de que las cosas no cambiarían de lugar esta tarde ni en este mismo momento. El día iba a seguir siendo frío y el viento no iba a dejar de sobrevolar la ciudad. Los coches no se iban a parar y las calles seguirían encendidas con cientos de pasos sordos y sonrisas medio vacías. Los cafés olerían a conversaciones serias y las bibliotecas estarían repletas de papeles revueltos y un par de bolis a medio gastar. Seguiría el rápido trajín que solemos crear los seres humanos y algún revoloteo de un par de sábanas tendidas. Las estaciones seguirían su curso y su rutina y los autobuses andarían con un destino previo. Decisiones tomadas con precisión y otras no tanto. Y las costumbres, como saber que no siempre sale bien. Aprender a no aferrarse a los abrazos y a conformarse con la memoria.

miércoles, 19 de enero de 2011

La lógica nunca vino antes

Y es que yo soy de las que hacen las cosas por impulso. Me vienen las ganas y no las detengo para pararme a pensar. Porque primero sentimos y luego pensamos por qué.

viernes, 14 de enero de 2011

jueves, 13 de enero de 2011

martes, 11 de enero de 2011

sábado, 8 de enero de 2011

lunes, 3 de enero de 2011

Y nadie puede culparte por ello

 La situación más repetitiva o menos inspiradora puede llenarse de excitación y descubrimiento si la persona que se encuentra en su centro está suficientemente decidida a hacer que suceda un poco de magia. No conoces de arriba a abajo todo lo que está pasando en tu mundo, simplemente piensas lo que sabes.